viernes, 16 de diciembre de 2011

CÓMO RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO: ¿Cómo es el bautismo con el Espíritu Santo? (4º parte)

Mientras el bautismo en las aguas sella la alianza de la persona con Dios, el bautismo con el Espíritu Santo es el sello de Dios con la persona. Uno complementa al otro.

El bautismo en las aguas formaliza una decisión de fe personal. Es semejante al matrimonio, cuando la persona renuncia a su vida de soltera y "muere" para su propia voluntad, para la vida libre que tenía; "muere" para sus padres, hermanos y amigos; en fin, "muere" para el mundo y es sepultada en la unión matrimonial. La pareja pasa a vivir exclusivamente en función uno del otro. La mujer, por ejemplo, renuncia a la buena vida en la casa de sus padres, debido a su amor hacia el marido.

Ese bautismo (en las aguas) es la renuncia de todo por causa de la fe en el Señor Jesús. En él existe la sepultura de la propia voluntad, en función de la voluntad de Dios. Se renuncia a la voluntad para tornarse siervo del Señor Jesucristo, que cierta vez convocó a la multitud de sus seguidores, juntamente con los discípulos, y dijo:

"Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará" (Marcos 8:34-35)

En otra oportunidad, Él dijo: 

"Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí o del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en siglo venidero la vida eterna" (Marcos 10:29-30)

Ya el bautismo con el Espíritu Santo es una decisión de Dios; es la respuesta del Señor Jesús a la renuncia hecha por la persona, cuando se entrega totalmente a Él. Y es el sello de su unión con Dios.

Siendo la alianza de oro el sello del matrimonio, el sello de la alianza entre Dios y la persona es que reciba el Espíritu Santo. La alianza en el dedo identifica el compromiso con otra persona; lo mismo sucede cuando se recibe el Espíritu de Dios: los dones y frutos son la evidencia del compromiso.

En términos prácticos, la persona que aún no fue sellada con el Espíritu Santo tiene la fe pasiva, es decir, se acomoda y hasta acepta su vida fracasada como algo natural. Llega incluso a creer que su mala calidad de vida se debe a la voluntad de Dios (como si eso le agradara a Dios).

Quien, por su parte, es sellado/a con el Espíritu Santo, tiene la fe activa y es como un volcán en erupción: está siempre quemando por dentro y exteriorizando su fe con lenguas de fuego, como la lava del volcán. ¿Por qué? Porque su fe es ardiente, las promesas divinas son como un tesoro inagotable. ¡No hay fuerza maligna capaz de vencerlo/a!

Mañana seguimos con la última parte de este capítulo. Feliz fin de semana para todos; Dios los bendiga de forma abundante!!!

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