viernes, 23 de diciembre de 2011

El bautismo con el Espíritu Santo

Te voy a decir algo muy importante: el bautismo con el Espíritu Santo, de cierto modo, es similar al bautismo en las aguas por inmersión. Como la inmersión en las aguas empapa todo el cuerpo exterior, así también el bautismo con el Espíritu Santo inunda todo el interior con la poderosa Presencia del Creador.


El pastor, el candidato y el agua son los tres componentes necesarios e imprescindibles para la realización del bautismo en las aguas. Con respecto al bautismo con el Espíritu Santo, el pastor es sustituido por el Señor Jesús, el Espíritu de Dios sustituye las aguas, pero el candidato es el mismo.


El bautismo con el Espíritu Santo es obra exclusiva del Señor Jesús en aquellos que están en condición de ser Sus siervos (después leé Mateo 3:11 y Lucas 3:16).


La experiencia en el bautismo en las aguas, cuando es válida, es semejante a la del bautismo con el Espíritu Santo. Obviamente, los efectos prácticos son distintos; pero la sensación espiritual y emocional vivida en ese momento es inexplicable. Implica el libramiento de la carga pesada del pasado y da libertad total en la Presencia del Altísimo.


El bautismo, básicamente, se trata de una sepultura. ¿Cómo una sepultura? En las aguas, se tipifica la sepultura espiritual de la naturaleza adámica. En el Espíritu Santo, el bautismo trata de inmersión total en la Voluntad, o sea, de la sepultura de los proyectos personales en función de los de Dios.


También llamado de sello del Espíritu Santo (Efesios 1:13), este bautismo no tiene el objetivo de santificar más a la persona, sino de capacitarla como verdadero instrumento del Espíritu de Dios en relación de Su obra, conforme a la profecía:


"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor" (Lucas 4:18-19 e Isaías 61:1).


Dios es espíritu y necesita a alguien para expresarse y así realizar cosas grandes y maravillosas en este mundo. Él necesita de cuerpos físicos para manifestar Su buena y perfecta Voluntad. Cuando un siervo permite que el Espíritu Santo tome posesión de su ser es para que, por medio de esta persona, manifieste Su Gloria. Y la unción del Espíritu Santo es dirigida, primeramente, en beneficio de terceros.


No te olvides que, una vez sellado/a con el Espíritu santo, la persona pierde totalmente el interés en sus proyectos egoístas y, de una u otra manera, se involucra en la Obra de Dios, ya sea en el altar o en el atrio. Pero, jamás se muestra indiferente, pensando qué hacer con su vida, esto sucede porque su vida ya no es suya, es propiedad de Dios. Poseyendo el Espíritu de Dios, sigue Su dirección:


"El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu [Espíritu Santo]" (Juan 3:8).


Si realmente querés ser poseído/a por el Espíritu de Dios, buscalo ahora, no dejés para después lo que necesitás ahora; el año no puede finalizar sin que vos recibas el mismo Espíritu que estuvo en el Señor Jesús. El momento es ahora, mañana puede ser muy tarde.


Feliz fin de semana para todos, Dios los bendiga!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario